La nieve es una fuente de diversión para muchos de nosotros pero también tiene su peligrosidad, ya que es un elemento muy cambiante e inestable.
La mayoría de estaciones de esquí tienen un dolor de cabeza común, una preocupación que no es económica ni comercial, sino que es natural, y se llama Avalanchas. Una avalancha que puede causar más destrucción que un misil tierra Aire, en su camino se llevará por delante todo lo que encuentre y además es un fenómeno rápido e ineludible, por lo que es un gran desafío para los profesionales.
El manto nevoso no es simplemente una vasta e inmóvil masa de nieve, sino que tiene múltiples capas, fruto de las precipitaciones a lo largo de la temporada, cada una con unas propiedades diferentes como si se tratase de una lasaña. Dependiendo de la naturaleza de las diferentes capas, el paquete es más o menos estable, capaz de desencadenar avalanchas o al menos facilitar su liberación.
¿Qué es un alud?
En resumen, es un desprendimiento de mayor o menor tamaña de nieve que sin avisar fluye por la ladera de la montaña con mayor o menor velocidad.
Hay tres tipos principales de avalancha.
Una avalancha de nieve en polvo
Este alud de nieve reciente en general se desencadena casi inmediatamente después de una nevada importante. La nieve es polvo y ha cambiado poco, y su densidad es no más de 200kg/m3. Un esquiador puede fácilmente desencadenar una avalancha, incluso unos pocos días después de la caída. El flujo es como un fluido denso como el contenido de un aerosol, con velocidades muy altas (hasta 300 km / h), y puede causar daños considerables. Este tipo de avalancha es muy peligroso porqué el aspecto de nieve polvo engaña al esquiador y le transmite una falsa sensación de seguridad.
Una avalancha losa
Este tipo de avalancha comienza con una fractura que a veces se puede ver desde muy lejos. La fractura se propaga muy rápidamente. La inestabilidad de las placas se debe a la presencia de una capa inferior más frágil, y este delicado equilibrio se rompe con mucha facilidad y desencadena una alud compacta.
Un alud de nieve húmeda
Estas avalanchas ocurren con condiciones climáticas más cálidas, por lo general en la primavera. El deshielo de nieve, con exceso de agua, puede alcanzar volúmenes de hasta 500 kg/m3. Estas tienden a moverse de forma relativamente lenta, de 20 a 60 km / h, pero su capacidad de hacer daño es colosal, debido al enorme peso por m3. Los depósitos de nieve a veces pueden alcanzar varios metros de espesor …
Por este motivo las Estaciones tienen equipos especializados de personas que supervisan constantemente estas moles de nieve para asegurarse de que no están a punto de despertar de repente.
Observación intensa y anticipación
En Grandvalira, los responsables de la estación controlan las zonas más susceptibles de sufrir aludes constantemente, intensificando este control los días con mayor peligro (calurosos, ventados,..). La capa de nieve se mide regularmente con el uso de sondas para evaluar su estabilidad. Los datos se estudian para realizar una escala de probabilidad avalanchas.
La estación dispone de un programa de control de avalanchas que con el uso de varios sistemas, provoca pequeños aludes en las zonas más críticas para que no se produzca ninguna tragedia.
Hay varios tipos de mecanismos para provocar las aludes:
Explosivos: Se colocan o lanzan cargas explosivas a las zonas altas de la ladera de la montaña escogida y la onda expansiva provoca una alud controlada, evitando malos mayores. La manera de colocar las cargas depende de la montaña y su accesibilidad, se puede disparar como un cañón o subir con esquís hasta el sitio y colocarla manualmente.
Gazex: El gazex es uno de los métodos más empleados para zonas de mal acceso y gran acumulación de nieve, se trata de un tubo instalado en la ladera de la montaña con la boca enfocada hacia el suelo a modo de cuello de cisne, en su interior se detona una mezcla explosiva de oxígeno y de gas propano, que gracias a la onda expansiva y la caja de resonancia del tubo, provoca la alud.
Avalex : Este sistema también funciona a distancia como el Gazex, pero en este caso con la ayuda de hidrógeno y globos llenos de oxígeno que se liberan desde una zona asegurada. El método funciona bien, siempre y cuando no hay viento.
El método menos usado pero más conocido es el disparo de explosivos desde un avión, en Grandavalira nos comentaban que es un sistema muy eficaz, pero terriblemente caro (el helicóptero vale cientos de euros el minuto de vuelo), peligroso tanto por las consecuencias de la explosión como por los caprichos del clima (viento, nieve,..) y por estos motivos solo se usa bajo condiciones muy especiales.
En Grandvalira se usan tanto explosivos como Gazex, este último solo en la zona de Pas de la Casa y Grau Roig.
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