Los neumáticos de nieve, a los que los profesionales nombran también con las siglas M+S (Mud and Snow, en inglés barro y nieve) están especialmente diseñados para permitir al vehículo circular en condiciones extremas, especialmente con hielo y nieve.
Aunque, dada nuestra climatología mediterránea, en España la cultura del neumático de nieve está muy poco extendida y su uso, muy restringido a ciertas áreas de alta montaña, es importante que el automovilista conozca su existencia y sus características. De hecho, el último Reglamento de Seguridad Vial legalizaba el uso de este tipo de cubiertas como sustitutorias de las cadenas de nieve, debido a sus propiedades de adherencia en calzadas mojadas, nevadas y heladas.
Gran adherencia
El alto poder de agarre de los neumáticos M+S se consigue gracias a la utilización de compuestos especiales, tanto en la carcasa del neumático, que soporta temperaturas extremas sin endurecerse ni deteriorarse; como en la banda de rodadura, que contiene un caucho con un alto contenido en sílice que multiplica su poder de adherencia sobre nieve y hielo. Además, este tipo de neumático dispone también de un dibujo con multiples laminillas que actúan como garras al rodar. La mayoría de los M+S incorporan además unos pequeños agujeros para colocar clavos de tungsteno, capaces de «agarrar» al vehículo al terreno en superficies prácticamente heladas. En los países del norte de Europa y América, los conductores están acostumbrados a utilizarlos.
Sin embargo, tienen el inconveniente de su alto desgaste sobre suelo seco, por lo que se desaconseja su uso sobre asfalto caliente. Para países con grandes contrastes, como España, son más recomendables los neumáticos polivalentes.
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