La esquiadora española buscará la clasificación para los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 en una temporada que empezará con la Copa del Mundo de Sölden el próximo 23 de octubre
Núria Pau se enfrenta a una nueva temporada ilusionante. La esquiadora ha superado su lesión y puede volver a competir al más alto nivel con el objetivo final de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Invierno 2022 que tendrán lugar en Pekín, China.
La esquiadora de Ribes de Freser, inicia la temporada muy motivada después de una pretemporada atípica, en la que ha tenido menos tiempo en pista de lo normal debido a su proceso de recuperación. Una pretemporada intensa por las pistas italianas y francesas con su nuevo equipo, FAST (Female Alpine Ski Team), al que se ha adaptado rápidamente, integrándose con sus compañeras y entrenadores en muy poco tiempo debido al buen ambiente que se respira, y que, según la propia esquiadora “hace que todas mejoremos”.
Núria Pau, actual campeona de España en slalom de esquí alpino, inicia la temporada muy ilusionada y recuperando sensaciones del año pasado. Un buen estado de forma que la motiva para poder conseguir los objetivos que se ha marcado para esta temporada. Este año, el objetivo principal es la clasificación para los JJOO de Pekín 2022. Para ello, Núria buscará conseguir el top 30 en la Copa del Mundo, y aprovechar el buen papel que hizo el año pasado en la Copa de Europa para mejorar sus marcas: si la temporada anterior estaba entre el top 20 y el top 25, el objetivo de esta temporada es llegar al top 15, incluso buscar algún top 10.
Este año, Núria tiene previsto competir en el circuito de Copa de Europa y en el máximo de pruebas de la Copa del Mundo que el calendario le permita, aprovechando también las fechas libres para participar en carreras de otros circuitos. Su intención es participar en diciembre, enero y febrero en la Copa del Mundo, aunque dependerá de cómo de apretadas tenga esas fechas en cuanto a competición se refiere.
Núria quiere estar a la altura en una de las Copas del Mundo más exigentes que hay, la de Sölden, tanto por la cota de 3.000 metros, como por el muro, más largo y exigente de lo habitual. Esta, en principio, era una prueba en la que no iba a participar por las molestias que arrastraba, pero la voluntad y esfuerzo de la esquiadora sirvieron para poder competir en una Copa del Mundo que le servirá para coger ritmo, tanto físico como mental, para el resto de una ilusionante temporada.
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