13/02/2025

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Preparación del Vehiculo para el invierno

Preparación del Vehiculo para el invierno

España no es un país en el que padezcamos situaciones climática extremas de frío, nieve o lluvia, salvo en casos y situaciones muy aisladas. Sin embargo, las condiciones del tráfico en muchas ciudades grandes, junto con la acción del clima típicamente invernal, producen en el automóvil erosiones y anormalidades que debemos tener en cuenta.

Sistema eléctrico: El sistema eléctrico es el que más va a sufrir. Hasta el punto de que podemos llegar una mañana y encontrarnos con que el motor no arranca. Esto es debido a la gran demanda de energía que se produce en momentos determinados y que puede dejar completamente descargada una batería. La situación típica que lleva a esta avería es el clásico atasco en el que nos encontramos inmersos durante una hora, con las luces puestas, los limpiaparabrisas funcionando, el motor de la calefacción a tope, la radio encendida y el motor al relentí hasta que llegamos a casa. A la mañana siguiente giramos el contacto. El motor se mueve perezosamente, demasiado
despacio para provocar la combustión interna en un bloque que se encuentra a 5 grados bajo cero. Lo dejamos quieto, y unos momentos después lo intentamos de nuevo. Ya no hay forma: el motor de arranque no recibe la suficiente energía, no tiene fuerza para mover la corona del volante. Debemos decirle a nuestro taller que nos revise la batería y el sistema eléctrico. Si el acumulador no se encuentra al cien por cien de su capacidad es preferible cambiarlo ahora. El taller debe comprobar que nuestro sistema eléctrico no demanda más energía de la que nuestra batería puede dar. Esto, que a primera vista podría parecer una situación anómala, no lo es en absoluto. Existen muchos coches que han sido dotados de exceso de equipamiento eléctrico sin que se haya actualizado a un acumulador más poderoso. En primer equipo, aunque es más raro, también ocurren estas cosas, sobretodo en modelos Top Line, que son los mismos que el modelo base pero con mucho más equipamiento. Lo mejor es asegurarse y que nuestro taller de electromecánica nos diga (mediante una lectura de consumo de todos los componentes instalados) cuál es la demanda más alta que podemos provocar y cuál es el factor de respuesta de nuestra batería.

La carrocería: Basta con pasar un dedo sobre un coche estacionado en invierno para entender lo alta que es la contaminación de las ciudades en estos meses, en los que se encienden las calefacciones de las comunidades, todo está atascado de coches quemando combustible en malas circunstancias y la presión atmosférica es tan alta que el agua de la lluvia se vuelve ácida y contaminada antes de llegar al suelo. Si tenemos en nuestra carrocería puntos de chapa que han quedado al descubierto (por rasguños, golpecitos, saltos de piedras, etc) se oxidarán arruinando toda la pieza. Es recomendable reparar todos aquellos defectos que veamos, e incluso llevar el coche al taller para que nos revisen el estado general en que se encuentra la carrocería, pues podría tener al descubierto zonas importantes (bajos, largueros, pasos de rueda, etc) y que nosotros no alcanzamos a ver.

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Sistema de refrigeración: La vida del anticongelante no es eterna. De hecho debe cambiarse al comienzo de cada nuevo invierno, pues las altas y mantenidas temperaturas del verano tienden a degradarlo. Si dejamos el coche aparcado a la intemperie y la temperatura baja tanto que el líquido refrigerante se congela, éste, en su dilatación, puede rajar el bloque motor, o en su defecto saltarán los tapones anticongelación. En cualquiera de los dos casos se producirá una avería cara. Un buen consejo es sustituir el liquido refrigerante por otro nuevo cada invierno. Además, es una operación sencilla y económica.

Sistema de lubricación: Muchos aceites de viscosidades SAE de 20w en adelante, al degradarse tienden a volverse muy densos a baja temperatura (se convierten casi en una grasa). Durante el verano no lo notamos porque la temperatura rara vez cae por debajo de 15 ó 20 grados en el bloque de motor, pero en invierno ocasiona problemas de arranque en frío. El motor se tiene que mover inmerso en un material viscoso, demandando al motor de arranque una intensidad de giro que éste no posee, porque la batería no esta capacitada para hacer frente a esa demanda. El resultado neto es que la batería se termina estropeando. Comprobar el aceite y ante cualquier duda sustituirlo por un SAE 5 ó 10w.

Neumáticos, suspensión y frenos: El agarre de los neumáticos al suelo (coeficiente de adherencia) disminuye drásticamente cuando la superficie se encuentra mojada. Y no digamos ya cuando hay nieve, hielo o restos de grasa. Es fundamental, no sólo que nuestros neumáticos exhiban un dibujo perfecto, sino que además la goma se encuentre en buen estado. También es muy aconsejable comprobar el estado de los amortiguadores y de los frenos (pastillas/zapatas y discos). La diferencia entre parar en dos metros evitando una colisión y hacerlo en tres sin poder evitar el golpe con el de delante radica en unos pocos milímetros de dibujo en la banda de rodadura y un 10 por ciento más en eficacia de los amortiguadores y en los frenos.

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